LECCIONES
Hay días en los que quisiera que el mundo se acabará, deseo inundarlo con las lágrimas que me ahogan, borrar mis sonrisas, resistirme a seguir viendo la belleza de la vida, dejar de vivir…Gritaría hasta quedarme sin voz, que el cielo retemblará con mi dolor y que mi mente, alma y corazón se desangrarán con un último latido.
Y de pronto…un pequeño impulso, un aleteo, sensación o toque, me hacen volver a ver: Un rayo de sol que calienta mi piel, la dulzura en la sonrisa de un niño, el amor infinito de otra madre, la protección de un padre, mis amig@s, el futuro por conquistar y sobre todo, disfrutar de la felicidad de mi hija y de la de mi compañero de vida, hasta la compañía de mi amiga de cuatro patas, el verde de mi tierra y el azul del mar Cantábrico en el que me dejo llevar, y mi corazón se reinicia sintiéndose lleno, hasta volver a estar pletórica de vida.
Dicen, que se aprende más del dolor, de las lágrimas que te rompen el corazón, de los gritos del alma, las dificultades y los fracasos. Y por desgracia es cierto…Sin olvidarnos, de que aquello que nos impulsa a seguir luchando, son esos instantes efímeros de felicidad infinita, de amor sin límites. Esos, que se convierten en fotografías del alma, que se quedan congeladas en el tiempo, imperturbables, magníficas y eternamente dulces.
Aprendes a dejar fluir, que no es olvidar, solo es adaptarte a una nueva realidad, a una, que te destroza, pero que no puedes cambiar por mucho que lo desees.
Resistirte, envolverte en el dolor, dejarte hundir o morir, no ayuda a nadie. Es difícil, tremendamente difícil dejarse llevar, aceptar las perdidas imposibles, ignorar los “si hubiera” o los “porqué” que solo te debilitan.
Siempre, siempre habrá, un momento de desgarrador dolor imposible de soportar, un grito que escondes detrás de una sonrisa, una lágrima que te impide volver a respirar a pleno pulmón o un hermoso recuerdo que me hace sonreír y llorar a la vez.
Solo quedan dos caminos: El primero es dejarte ir, caminar por la tierra, pero no por ello sentirte viva, estar muerta en vida, o, luchar, agarrarte a cada sueño, sentimiento e hilo de amor que te mantenga sintiendo la vida en cada fibra de tu ser.
Aprendo cada día a volver a vivir, sin olvidar, pero viviendo mientras sonrío a quienes amo, tocando el cielo…con un amor tan profundo, que conquista la muerte y hace más brillante la vida. Me niego a perder el amor que me mantiene con vida. H.D.CRUZ.
Y de pronto…un pequeño impulso, un aleteo, sensación o toque, me hacen volver a ver: Un rayo de sol que calienta mi piel, la dulzura en la sonrisa de un niño, el amor infinito de otra madre, la protección de un padre, mis amig@s, el futuro por conquistar y sobre todo, disfrutar de la felicidad de mi hija y de la de mi compañero de vida, hasta la compañía de mi amiga de cuatro patas, el verde de mi tierra y el azul del mar Cantábrico en el que me dejo llevar, y mi corazón se reinicia sintiéndose lleno, hasta volver a estar pletórica de vida.
Dicen, que se aprende más del dolor, de las lágrimas que te rompen el corazón, de los gritos del alma, las dificultades y los fracasos. Y por desgracia es cierto…Sin olvidarnos, de que aquello que nos impulsa a seguir luchando, son esos instantes efímeros de felicidad infinita, de amor sin límites. Esos, que se convierten en fotografías del alma, que se quedan congeladas en el tiempo, imperturbables, magníficas y eternamente dulces.
Aprendes a dejar fluir, que no es olvidar, solo es adaptarte a una nueva realidad, a una, que te destroza, pero que no puedes cambiar por mucho que lo desees.
Resistirte, envolverte en el dolor, dejarte hundir o morir, no ayuda a nadie. Es difícil, tremendamente difícil dejarse llevar, aceptar las perdidas imposibles, ignorar los “si hubiera” o los “porqué” que solo te debilitan.
Siempre, siempre habrá, un momento de desgarrador dolor imposible de soportar, un grito que escondes detrás de una sonrisa, una lágrima que te impide volver a respirar a pleno pulmón o un hermoso recuerdo que me hace sonreír y llorar a la vez.
Solo quedan dos caminos: El primero es dejarte ir, caminar por la tierra, pero no por ello sentirte viva, estar muerta en vida, o, luchar, agarrarte a cada sueño, sentimiento e hilo de amor que te mantenga sintiendo la vida en cada fibra de tu ser.
Aprendo cada día a volver a vivir, sin olvidar, pero viviendo mientras sonrío a quienes amo, tocando el cielo…con un amor tan profundo, que conquista la muerte y hace más brillante la vida. Me niego a perder el amor que me mantiene con vida. H.D.CRUZ.
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